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sábado, 18 de febrero de 2012

Teselas (IX): El plumiferio




Naturalmente, antes de internet también se escribía. Y lo que importa más: se leía más, mejor y con mayor sosiego; lo cual significa que la prisa por escribir y publicar, vivir y equivocarse, no impedía tanto como hoy la buena digestión de la experiencia vivida y la lectura sentida; de donde se desprende que se vivía mejor y se escribía menos peor. Al presente habría que aplicarle el "Nada hay más urgente que la serenidad", paradoja que indica el peor cáncer de nuestra fisiología y nuestro mundo.

Son muchos los que dicen que no leen para no sentirse influidos y ser originales. Han decidido escribir sin haber leído. ¡Plumíferos sin pluma! Es como si escogieran no vivir para no aprender de sus errores a fin de vivir mejor sin ellos.

Personalmente: prefiero la lujuria intelectual que provocan y satisfacen el tacto y el aroma del papel y de la tinta. Eso de sostener un bosque entre las manos mientras se lee es una hazaña comparable solamente a la de algún titán rusiente y con priapismo.