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domingo, 9 de septiembre de 2012

Un poema de Rubén Martín Díaz (Antología, CXVII)

Brahms: Adagio


Si algo te asombra, entra. No declines
estar
en eso que deseas.

No lo mires. Contempla. Date a ello.
Ten por seguro
que habrá estado esperándote
antes de que llegaras.

Si el bosque te respira,
abre el pulmón. Sé árbol.

Si la piedra entorpece tu camino,
entonces cógela,
hazte piedra en tu mano
y prolonga tu cuerpo en la distancia
cuando la arrojes.

Si es la isla que te observa desde lejos,
piénsate en ella;
                             incluso el agua cambia
todos sus átomos
llegada al barro que limita
la orilla.

                Si es la llama
que vertebra la bóveda del aire,
crece en el fuego. Cumple sus designios.

Si el animal se asusta,
entra en su miedo. Dale paz. No vayas
tras él.

              Y si es la luz
que unta de otoños este mirador
desde el que observas,
                                      déjala cruzar
tu cuerpo

y que en él se ilumine con justicia.

© Rubén Martín Díaz

Monet: Jardín

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