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lunes, 5 de noviembre de 2012

LA CONSTRUCCIÓN DEL POEMA (VI)


Bach: El arte de la fuga

La construcción del poema (VI)

Seis. Bienes mostrencos: Variaciones sobre un mismo tema.

12.-

El mejor poema es el que encuentra idoneidad entre lo expresable y lo expresado.

¿Cuál de entre cuatro sonetos sobre el mismo tema escogeríamos, si estos van firmados por Garcilaso, Góngora, Quevedo y Machado? ¿Cuál ajusta más su verbo al tema que pretende verbalizar? 

Leámoslos comparativamente. La causa temática es el carpe diem unido al collige, virgo rosas de Ausonio y Horacio, y el efecto conseguido no es igualmente acertado o idóneo. Escribe Garcilaso:

En tanto que de rosa y azucena
se muestra la color en vuestro gesto,
y que vuestro mirar ardiente, honesto,
enciende al corazón y lo refrena;

y en tanto que el cabello, que en la vena
del oro se escogió, con vuelo presto,
por el hermoso cuello blanco, enhiesto,
el viento mueve, esparce y desordena;

coged de vuestra alegre primavera
el dulce fruto, antes que el tiempo airado
cubra de nieve la hermosa cumbre.

Marchitará la rosa el viento helado,
todo la mudará la edad ligera,
por no hacer mudanza en su costumbre. (*)










Sobre el retrato de la belleza de un rostro representativo de todos los rostros juveniles y bellos, los tercetos vienen a avisar de su ajamiento por la edad, que hace la vita brevis por el tempus fugit. La disposición es esta: versos

1-8: descripción de la belleza y juventud
9-11: exhortación al gozo
12-14: invasión de la mortalidad

Los tres tramos del soneto descienden su escalera inexorable desde el esplendor vitalista hasta la fúnebre vejez, mediante tres peldaños ásperos y secos, solo endulzados, cada vez en menor grado, por metáforas y epítetos. Reducidos por un jíbaro, quedan así:

Belleza gozosa y gozable /
presente / temporalidad /
inexorabilidad del tempus fugit /

O lo que es lo mismo: el mañana destruye el presente. El resultado es un canto a la vida y los placeres del amor en un  texto cincelado por un sabio bruñidor de la palabra. ¿Se puede superar, siquiera levemente? Sí, como ahora veremos. Pero también es posible prevaricar su perfección:

Bernardo de BalbuenaSor Juana Inés y Torres Villarroel ensayan el tema en sendos sonetos igualmente  ("Mientras que por la limpia y tersa frente..." , "Miró Celia una rosa que en el prado..." y "Nace el sol derramando su hermosura..."). En alguna de sus improvisaciones, el gran Quevedo no tendría reparos en empequeñecerse con este plagio temático y estrófico, que decae definitivamente al privarse del sentencioso final, sustituido por un simple piropo:

Esa color de rosa y azucena,
y ese mirar sabroso, dulce, honesto, 
y ese hermoso cuello, blanco, enhiesto, 
y boca de rubís y perlas llena; 

la mano alabastrina, que encadena
al que más contra amor está dispuesto, 
y el más libre y tirano presupuesto 
destierra de las almas y enajena; 

esa rica y hermosa primavera
cuyas flores de gracias y hermosura 
ofendellas no puede el tiempo airado 

son ocasión que viva yo, y que muera, 
y son de mi descanso y mi ventura 
principio y fin, y alivio del cuidado. 

Pero el gran hallazgo está en Góngora, al recurrir a la condensación:

Mientras por competir con tu cabello, 
oro bruñido, el sol relumbra en vano;
mientras con menosprecio en medio el llano 
mira tu blanca frente al lilio bello;

mientras a cada labio, por cogello, 
sguen más ojos que al clavel temprano;
y mientras triunfa con desdén lozano 
del luciente cristal tu gentil cuello,

goza cuello, cabello, labio y frente, 
antes que lo que fue en tu edad dorada 
oro, lilio, clavel, cristal luciente,

no sólo en plata o vïola troncada 
se vuelva, más tú y ello juntamente 
en tierra, en polvo, en humo, en sombra, en nada.
















La estructura y distribución temática son idénticas a las de Garcilaso. Pero la descripción hiperbólica de la belleza (Góngora prefiere aquí la Naturaleza al arte, y la considera superior a este mucho antes de que surgiera la polémica entre ambos conceptos), seguida del imperativo exhortatorio, se ha convertido en sepulcral sentencia, casi maldición. lo que en Garcilaso era positivismo relativo ante la vida es ahora pesimismo existencial, del que solo el erotismo parece dar descanso. La incitación al gozo es un mandamiento para mitigar el acoso del tiempo, que llega como una gradación inevitable en el terrible y definitivo último verso, verdadero antípoda de la inmorible sustancia del amor que proclama Quevedo en su "Amor más poderoso que la muerte". 

Hace una década, Diego Torres volvía con un dístico a la brevedad y generalización del origen del tema, sin aditamentos, ciñéndose al escueto principio de que quien goza el presente cultiva un gozo para el mañana: “Cuando tu juventud se hastíe olvida / que fuiste joven o perecerás”. Horacio había escrito: Dum loquimur, fugerit invida aetas: carpe diem, quam minimum credula postero. (Mientras hablamos huye, envidioso, el tiempo. Goza el hoy; el mañana no es fiable.). Dos milenios después, Whitman continúa insistiendo en lo sustancial: "Aprovecha el día. No dejes que termine sin haber crecido un poco, sin haber sido un poco más feliz, sin haber alimentado tus sueños...".
Por último, he aquí la variación de A. Machado: los amantes, arcillados con los cuatro elementos de la Naturaleza, y portadores de la rosa de fuego del erotismo, deben gozarla antes de que se marchite:

Rosa de fuego

Tejidos sois de primavera, amantes,
de tierra y agua y viento y sol tejidos.
La sierra en vuestros pechos jadeantes,
en los ojos los campos florecidos,

pasead vuestra mutua primavera,
y aun bebed sin temor la dulce leche
que os brinda hoy la lúbrica pantera,
antes que, torva, en el camino aceche.

Caminad, cuando el eje del planeta
se vence hacia el solsticio de verano,
verde el almendro y mustia la violeta,

cerca la sed y el hontanar cercano,
hacia la tarde del amor, completa,
con la rosa de fuego en vuestra mano. 

13.-
Ligado a este tema está el de la brevedad de la rosa ("Mira el breve minuto de la rosa..."). Pero me detengo aquí para hilvanar lo que dejé:

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(*) Injusto sería no recordar aquí la raíz que royeron opíparamente todos cuantos ensonetaron el soneto primigenio, empezando por el caballero toledano. Tasso dice así; y todos los demás son palimpsestos:












Mentre che l’aureo crin v’ondeggia intorno 
a l’ampia fronte con leggiadro errore; 
mentre che di vermiglio e bel colore 
vi fa la primavera al volto adorno. 

Mentre che v’apre il ciel puro il giorno, 
cogliete, ogiovinette, il vago fiore 
de vostri più dolci anni; e con amore 
state sovente in lieto e bel soggiorno. 

Verrà poi’l verno, che di bianca neve 
soul i poggi vestir, coprir la rosa 
e le pioggie tornar aride e meste. 

Cogliete, ah stolte, il fior, ah siate preste, 
che fugaci son l’ore, è’l tempo ieve 
e veloce a la fin corre ogni cosa.