Visitas

Seguidores

miércoles, 13 de agosto de 2014

Rembrandt: El fulgor de las sombras


En el fulgor de las sombras

Daguerrotipo alzado sobre la claridad,
la luz avanza abriendo en las tinieblas
el oro de la noche, como si el firmamento
chorreara su líquida transparencia de estrellas
y asomara el fulgor como una estatua.
El páramo nocturno muestra efigies sedientas
de hallar el alba: son 
calaveras de sueños
esperando encontrar en mitad de las sombras
una divinidad que anegue el corazón
de edén reconquistado, de búsqueda saciada.
Su movimiento estático parece un vuelo inmóvil
troquelado con cierzos, hogueras y carámbanos.
¿De qué fuego escondido brotan los resplandores
que visten de misterio el viaje errante?
¿Hacia dónde la noche y desde dónde la luz?
La muda melodía convierte en lilas blancas
el crisantemo oscuro del astro desolado
y un violín se detiene en su exorcismo.