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jueves, 14 de agosto de 2014

Somos nuestro futuro (2)

Mozart: Adagio (C piano nº 23)

Uno de los atributos que permiten al hombre ser dichoso es el olvido; sin embargo, olvidamos con facilidad los buenos momentos, y difícilmente los malos; y son estos los que nos determinan y escriben el porvenir. 
     Pero no hay mejor destino que el que la voluntad puede trazarnos; así que debemos olvidar después de haber aprendido del recuerdo; y hacer que el tiempo venidero sea obra de nuestra ingeniería emocional. 
     Cada vivencia es un voto que tenemos en cuenta a la hora de tomar decisiones. Es decir: que lo que llamamos experiencia es la síntesis del aprendizaje del pasado, que nos enseña a construir un futuro mejor. 
     Por eso hay que vivir intensamente, y responsablemente; y por eso el tiempo se detiene para aquel que ha aprendido a gozar el instante. Como en el “Bolero” de Ravel, cada momento debe ser una intensificación del anterior para alcanzar un logro. 
     ¿Qué es el futuro sino el deseo de que el instante agradable se prolongue?