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sábado, 22 de agosto de 2015

La conquista del saber, 4 (La voluntad, II)

Bach: Ofrenda musical (transcripción órgano)

                                 IV

Sobre la voluntad y dejación, 2


¿Ejercitamos nuestra voluntad
o hemos matado el ansia de saber?
Suele decirse que este es el mejor
de los mundos posibles, el que han hecho
la inercia evolutiva y, tal vez,
también la voluntad. En cualquier caso,
¿en qué hemos convertido la existencia?
¿Es el progreso el gran depredador
de la cultura clásica y ya somos
idólatras de un mundo que murió?
Los griegos adoraban a Aristófanes.
El público del siglo XVII
aplaudía a Molière y a Calderón.
¿Por qué no se conocen hoy sino
porque el saber está desprestigiado?
¿Dónde están Miguel Ángel y Leonardo?
¿Habremos exiliado al fértil hombre
renacentista? ¿Vamos a un futuro
más humano o tan solo más banal?
¿Avanzamos en humanismo y ciencia?
¿Deshumaniza la tecnología?
¿Podemos alterar el devenir?  
¿Puede el conocimiento mejorarlo?
La humanidad no sabe a dónde va,
pero empieza a saber de dónde viene;
y debiera empezar a prevenir.
No es verdad que el pasado siempre sea
mejor que cada instante que vivimos.
El pasado es la prosa cotidiana
con la que sublimamos cuanto muere
y escribimos su exégesis poética.
Todos nos preguntamos el porqué
y el para qué de nuestras existencias.
Todos necesitamos comprendernos
y comprender el mundo en que vivimos.
¿No debiéramos todos conocer
la escritura solar del universo 
y el jeroglífico íntimo del hombre?
¿Quién no querrá saber cuál es su origen?
¿Quién no ansía saber lo que le espera
cuando se ha convertido en un cadáver?
Si para todo viaje hay que llevar
el mejor y más sólido equipaje,
la maleta del viaje de la vida
debe llenarse con conocimientos
que procuren templanza y sensatez:
porque el saber potencia las virtudes
  y el anhelo de autosuperación.