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sábado, 31 de octubre de 2015

Amar sin saber a quién

Purcell: Lamento de Dido

     La manifestación mayor del sentimiento es la palabra afectiva. Y su constatación, el beso, el abrazo, la cópula. La palabra es la caricia que preludia el orgasmo de todos los sentidos: la asunción de que nos aman y, por ello, de que podemos amarnos a nosotros mismos, de que estamos “cumplidos, realizados”. 
     Primero amamos sin saber por qué, ni a quién, hasta que depositamos esa energía amórica en alguien que se ajusta a nuestro sueño sin nombre; aunque sexualicemos el amor en cada cuerpo, siempre besamos el mismo rostro inexistente en todos los rostros que nos existen. 
     Las palabras de amor nacen dirigidas a nadie desde nuestro yo telúrico y erótico: y por eso sirven para cualquiera que precise creérselas. A menudo quien busca amar es un escéptico del amor, cuyo erotismo persigue ardientemente dónde concretarse. Del amor tan solo encuentra la caricia, el sexo, y este mantiene su energía y su hipótesis de que quizá un descuido del azar le lleve a hacer que el sexo se convierta en amor.

viernes, 30 de octubre de 2015

Un poema de Luis Llorente (Antología, CLXXI)


ESCUCHAS EL PESO… (*)

Escuchas el peso
de esta luz nacida del verano,
su final latiendo, su vacío
gris como otra causa
en más amor. Insalvable
vestigio, reducto en lo que nombra
la levedad del tiempo. Y cómo hallar
el pequeño prodigio cada día,
la templanza cierta para dar el aire.
Entregas la voz y guardas la sombra, y buscas
la puerta hacia ese fondo,
hacia el grito precavido e irreal.
Es el prudente sol sin descendencia,
la hermosura de las cosas.
El manto dormido
que se vence hacia otro invierno,
luminaria en los bosques y en las aguas.
Y ahora quede 
sólo este silencio, bailen
las pavesas en su lenta cicatriz,
en sus labios mudos, en su gesto
rasgado hacia la unión. Y profanar
el golpe, el bien hallado
reposo, la oscura piedra
hacia el canto desnudo que me invade.

                                                                  Luis Llorente (inédito)

(*)
En este poema pretendo reflejar cierto sentido trascendente de la belleza. Algo que se trasluce en lenguaje, y también en la piel del silencio, en su lado simbólico e integrador. Y la mirada como forma de atrapar el instante. Como dijo Claudio Rodríguez: Miserable el momento si no es canto.
Esa búsqueda en la palabra y en la mirada: “el nombre conseguido de los nombres”, como dijo Juan Ramón. Y su música escondida.
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jueves, 29 de octubre de 2015

Los impostores


Henry: Maleficios


Innumerable es la relación de obras que ha producido el hombre. Sin embargo, vencidas las dificultades para sobrevivir físicamente, cuántas de esas obras han ocultado las verdaderamente trascendentes para la supervivencia del hombre interior, su entidad humana, la nobleza de espíritu de la Humanidad. 
     Unas veces porque el materialismo se ha impuesto sobre todas las cosas; otras porque la mediocridad de la muchedumbre ha suplantado la sensibilidad inteligente del individuo fugitivo del mundanal bullicio. Cuántos Salieri han derribado -efímeramente- a Mozart; cuántos Wellington a Napoleón, cuántos impostores a auténticos autores, Avellaneda a Cervantes, circunstancias a esencias...
     Sigue vigente el dístico:
                                El mundo cabe en un verso; 
                                pero ¿quién sabe escribirlo?

     Sacando factor común de la intrahistoria, puede concluirse que nadie es profeta en su tiempo. Lo cual no le importa al artista a la hora de crear, aunque sí le duele a la hora de saber que su esfuerzo jamás tendrá una recompensa en vida, mientras que los avellanedas, solo por existir, encuentran hueco en la memoria cervantina.

miércoles, 28 de octubre de 2015

Para un himno a la luz

Schumann: Segunda, Adagio


Al descubrir la muerte quiso el hombre 
dar fe de su existencia, legar cuanto sabía 
sobre su corazón. Creyó que así
no moría del todo. Aprendió a hablar 
con una voz escrita.
Lentamente esculpió su biografía 
en piedras y cavernas, legajos, pentagramas;
y levantó babeles y pirámides,
monumentos a la desolación
de una inmortalidad insatisfecha.
Creció el río del ansia 
incapaz de saciar la sed. 
Pero siempre han surgido de las ruinas 
vástagos de la luz y padres del sosiego.
Son los hijos de Homero, de Apeles y de Arión 
los que han dado consuelo al hombre urdiendo
sortilegios y fábulas, secretos silogismos
que apaciguan la vida mientras llega la muerte. 
Pues la poesía puede transfigurar el mundo
si transforma primero el corazón.
Todas las formas de conocimiento 
hacen preguntas para hallar respuestas
sobre el enigma de nuestra existencia.
Pero llega un instante en que ninguna 
tiene ya qué decir. Entonces solo 
la escritura nos sigue revelando
esa estancia interior que nos descifra 
el corazón y el cosmos.
La palabra nos salva, pues nos dice 
las verdades que ayudan a vivir.
Solo hay una poesía necesaria: 
aquella que consigue contestar
las preguntas que siguen sin respuesta.
Todo canta queriendo prolongar 
la canción de la tierra
y todo niega que la muerte sea
más fuerte que la vida.
Convirtamos la pluma en un oasis.
Mirad cómo el poema exorciza el dolor 
de la furtiva rosa.
Comprended que cantar es el camino.

martes, 27 de octubre de 2015

Traducción (XIV): Catulo / Ana Sánchez Fernández

Catulo: Lugete, o Veneres...


Carmina. 3

Afligíos, Amores y Amorcillos
y cuanto hace felices a los hombres:
ha muerto el pájaro que hacía las delicias de mi niña,
aquel al que ella amaba más que a sus ojos,
pues era dulce como la miel
y la conocía tan bien como una niña a su madre.
Ni siquiera se movía de su regazo,
sino que, saltando de aquí para allá,
solo a su dueña piaba.
Ahora va por un camino tenebroso
hacia el lugar desde el que a todos
se nos impide regresar.
Malditas seáis, perversas tinieblas del Orco,
que devoráis todas las cosas bellas,
pues me habéis privado de tan hermoso pájaro.
¡Oh desgracia, oh pobre pajarillo!
Por vuestra culpa los ojos de mi niña
están rojos e hinchados de llorar.

                                                            Traducción: Ana Sánchez Fernández

***
Carmina. 3


Lugete, O Veneres Cupidinesque,
et quantum est hominum venustiorum:
passer mortuus est meae puellae,
passer, deliciae meae puellae,
quem plus illa oculis suis amabat.
nam mellitus erat suamque norat
ipsam tam bene quam puella matrem,
nec sese a gremio illius movebat,
sed circumsiliens modo huc modo illuc
ad solam dominam usque pipiabat.
qui nunc it per iter tenebricosum
illuc, unde negant redire quemquam.
at vobis male sit, malae tenebrae
Orci, quae omnia bella devoratis:
tam bellum mihi passerem abstulistis
o factum male! o miselle passer!
tua nunc opera meae puellae
flendo turgiduli rubent ocelli.


lunes, 26 de octubre de 2015

Maureen O´Hara: Posada Jamaica




La posada Jamaica

95 años de vida.
Recordemos a Maureen O´Hara en su primera película -dirigida por un Hitchcock menor-.
Aunque siempre será la inolvidable protagonista de la mágica El hombre tranquilo y la lectora de los derechos humanos a los alumnos del gran Charles Laughton en Esta tierra es mía.

Kubrick: Senderos de gloria

ORSON WELLES: Sed de mal

domingo, 25 de octubre de 2015

El abrazo carnívoro

Wagner: Venusberg


- ¡... Es que parece que tengas satiriasis!
- ¿Y eso te molesta?
- No, pero ya me erosionas...
- A mí no me importa tu ninfomanía...
- ¿... Cómo...?
- Que parecemos la pareja recién casada de La ventana indiscreta: un minuto para respirar y cuatro horas en la cama...
- Son cosas de la biología: no todos los cuerpos tienen la misma hambre...
- ¡Es que nosotros siempre estamos comiendo...! 
- Porque tú eres mi plato favorito...
- ¿Eso quiere decir que tienes otros platos, que desayunas, o comes, o cenas por ahí?
- Solo quiere decir que aunque tenga mucha hambre, y esté rodeado de comida, elijo la que más me gusta...!
- ¡Pos ven aquí, que te voy a saciar para que no tengas hambre ni ganas de elegir!

sábado, 24 de octubre de 2015

Objetos olvidados

Capra: El estado de la unión



Medio millón de muertos en la Guerra Civil española. Sesenta millones en la Segunda Guerra Mundial. La mayoría, civiles
    
 Mucho griterío bibliográfico por ser guerras "necesarias". ¿Y los setenta millones de esclavos africanos muertos en las razzias, en los barcos negreros y en los campos de algodón? ¿Y los cadáveres de los conflictos actuales? ¿Y los masacrados lentamente en esos eufemismos a los que llaman desempleo, indigencia y etcéteras? ¿Nadie se excomulga de la raza humana por tanta barbarie?

¿Cómo va el ciudadano a distinguir la maldad si no se condena lo que es solo políticamente correcto? ¿No será que las leyes de la Economía han suplantado las de la Solidaridad y el hombre pobre ya no vale ni un euro? 

viernes, 23 de octubre de 2015

Trincheras contra la inepcia



He oído a mesié Rajuá amenazar con que volvía en diciembre: y me he muerto un rato para imaginarme el paraíso y disfrutarlo, al menos, un instante. Después he concluido que, venga quien venga, solo será otro rajuá. 
   En seguida he pensado nacionalizarme extranjero ipso facto
     Sin embargo, también he deducido que en todos los países hay sinónimos de rajuá, o sea, "políticos": porque para ser buen estadista no basta con ser wena persona, ni las wenas intenciones son suficientes para lograr buenas acciones. De modo que he decidido alienigenarme. Ahora bien: lo malo es que ocurrirá igual en otros universos. 
     Así es como he llegado al corolario de que, efectivamente, hay que quedarse allí donde está el mal para combatirlo. Aunque sea en la trinchera de los brazos caídos y la prédica en el desierto. Y he descubierto la solidaridad: contra la inepcia no hay panacea. 

jueves, 22 de octubre de 2015

Lecturas imprescindibles, 1 (Hesse)

Schumann: Manfred



Grandes autores son aquellos que dicen lo que quisiéramos haber dicho (pintar lo que nos gustaría plasmar, componer aquello que quisiéramos oír). 
     Hoy, por ejemplo, recuerdo a Hermann Hesse. 
     El lobo estepario supuso reconocer al que yo era; Sidhartha, al que quería ser.
     Dos libros fundamentales para conocer al hombre interior, y ejemplares para canalizar el espíritu atormentado hacia la búsqueda del sosiego.
     Supongo que tuve que desterrar al lobo que me devoraba y apacentar al cordero cordial que sueña en nuestros íntimos anhelos.
     Tal vez, sin yo saberlo, mi trayectoria vital y verbal pudiera ser paralela a esos dos títulos. O es que, como decía Borges, siempre creamos a nuestros predecesores.

miércoles, 21 de octubre de 2015

Bodegón

Mozart: Adagio y fuga

Atardecer 

Es una tarde pálida. Las nubes 
dibujan laberintos en el cielo.
Filtra la lluvia el sol y el libro queda 
entre mis manos, en penumbra a veces,
sin que mis ojos puedan descifrar 
sus palabras de oro. Lo reclino
sobre mi frente, como un lento párpado
que me hunde en la almohada y me sumerge
en un oscuro sueño melancólico.
Una paloma posa su blancura 
mojada en el alféizar; y al mirarla,
la tarde se ilumina y amanece,
dentro del corazón, un cálido sosiego.


martes, 20 de octubre de 2015

José Luis Zerón: Sobre "Lejos de toda furia"

LA GALLA CIENCIA


jueves, 8 de octubre de 2015


LEJOS DE TODA FURIA
Antonio Gracia
Editorial Devenir. Madrid, 2015


Antonio Gracia reúne en este poemario una serie de obras de arte con las cuales se identifica y dialoga con ellas. No se trata de una mera descripción o interpretación de las obras escogidas, no es eso lo que persigue Antonio Gracia, lo que nos transmite son las reflexiones y emociones que siente cuando las contempla, con un lenguaje que armoniza representación y símbolo. Los poemas reunidos en este volumen componen la pinacoteca mental del autor. El libro está dividido en cuatro secciones. En la primera parte, titulada Del arte redentor, asoma esa constante en los últimos libros de Gracia: la fusión del himno y la elegía, también la obsesión por el paso del tiempo y el sentido de la existencia. De esta primera sección destacaría EN EL FULGOR DE LA NOCHE (Rembrantd: Ronda nocturna), NOCHE ESTRELLADA (Van Gogh) LA MARAVILLA (Altamira, Lascaux/ Esbozos para la Capilla Sixtina), LA INVASIÓN DEL SINÁNTROPO (Guillermo Bellod), LA  FÚNEBRE ARMONÍA (El Bosco: El jardín de las delicias) y SI MUERO ANTES DE DESPERTAR (Millais: Ofelia).
          En la segunda sección, De Amore, cobra protagonismo otro de los temas recurrentes en la poesía de Antonio Gracia: la belleza y un erotismo no exento de agonía. Destaco de este conjunto dos poemas conmovedores: LA BELLEZA DEL CUERPO (Velázquez: Cristo; Goya: La maja desnuda), ILUSTRACIÓN DEL ORGASMO (Bernini: Teresa de Jesús) y ORIGINALIDAD ENCADENADA.
           La tercera parte lleva por título Bagatelas y reúne un conjunto de semblanzas de escritores y músicos. Destaco OPUS 125 (Stieler: Retrato de Beethoven) y el soneto dedicado a Lope RETRATO DE LOPE DE VEGA  (Caxés?). El autor  también homenajea a dos de sus amigos: LITURGIA DEL POEMA (Para A.L. Prieto de Paula) y DIVERTIMENTO ALEDIANO (PP Aledo).
          En la cuarta, Sobre las sombras, prevalece el escepticismo y la melancolía. El título es significativo y responde al deseo del autor de renunciar al apasionamiento, al furor poético y alcanzar la serenidad y el equilibrio reflejado en su poética última, donde trata de imponerse una voz vitalista y luminosa. Leemos en ONIRIA.COM (Fotomatón: autorretrato): 

He vuelto a sembrar luz sobre mi corazón.
Las semillas arraigan. Reflorece la vida.
La primavera invade mi corazón helado. 

En CANTICUS HÍMNICO (Durero): 

Canto al hombre que eleva su brazo y vuelve a alzar
la antorcha de la vida allí donde hay cenizas
que le ocultan el sol, y planta un nuevo día
cada vez que el ocaso quiere imponer su noche. 

Y en AÚN: 

Porque sabes que el mundo ya no espera
de ti sino tu muerte, dale vida.
Haz de esa sinrazón una razón
para seguir viviendo y crea 
esos mundos que el mundo no conoce
y no conocerá
sin  ti. 

        Pero la jovialidad no es alcanzada plenamente, y a veces la voz poética naufraga en procelosos abismos para los que no hay nombre posible: Leemos en EL NAUGRAGIO INTERIOR (Carmen Muñoz: Esperpenteando): 

El alma se pregunta 
qué forma tienen el pensamiento y surgen
monstruos, dédalos, gritos
desde el íntimo infierno
en el que, sin saberlo, nos hemos convertido.
El dolor duele más
cuando no tiene nombre. 

          En este, como en los últimos libros del autor, está muy presente el conflicto entre la vitalidad y la pulsión tanática, la sencillez y la complejidad, el optimismo y el pesimismo, la reflexión puramente racional y la zambullida sensorial. En el último bloque se aprecia mayormente ese equilibrio de contrarios, tan propio de Antonio Gracia, entre la oscuridad, con sus crepúsculos, noches, ruinas, cenizas, devastaciones y abismos, y la luz como plenitud amorosa y manantial de belleza; en suma, entre  la vida “como un prodigio inescrutable” y la muerte en su doble vertiente destructiva y salvífica. Al mismo tiempo hay una alternancia de la esperanza, de la búsqueda de la paz y el pleno ensalzamiento de la naturaleza -“esa naturaleza que da vida”- y el extravío, la incertidumbre y la melancolía. Si bien, la mayoría de écfrasis que constituyen la última sección del libro aluden a un pesimismo no resuelto: RUINAS (Klimnt: las tres edades), LOS MUERTOS Böcklin: La isla de los muertos. MELANCOLÍA (Hopper: Noctámbulos. EL INDEFENSO (Fotomatón: retrato)… 
          Dice en el valioso prólogo Ángel Luis Luján: “La contención domina el libro, el afanoso trabajo de artesano del verso, la colocación exacta de todos los elementos poemáticos como si de la mano de un orfebre de la palabra se tratara, adelantando en cada línea una obra maestra, un universo completo. El resultado no es un brillo frío, sino que de esa maestría, como de la perfección de la estatua de Pigmalión, surge la vida y la emoción del poema”. Y en efecto, aunque el mismo autor deje patente en el título del libro su  renuncia al furor y su querencia por el análisis profundo, en ningún momento decae la intensidad lírica de los poemas que lo conforman, alcanzando, como señala Luján, “la serena pasión”.  También en los versos pulcros y calculados de este libro asoma el gusto de Antonio Gracia por los juegos de palabras y las  paradojas -no exentos de rebeldía lúdica- y su tendencia a inventar neologismos. La poesía de Gracia es cada vez más  luminosa, equilibrada y serena pero no tan solar como querría el autor. Aunque haya renunciado a la furia y abrazado la emoción serena, le siguen torturando temas de sus primeros libros como la muerte, la crueldad, el alegato sicalíptico, la rebeldía contra un dios ajeno a su creación y el anhelo de perduración del hombre perdido en un universo condenado a la caducidad. Los dos poemas finales, y los más extensos, no sé si situados estratégicamente de manera deliberada a modo de epílogo, resumen no solo el contenido del libro, sino también la sólida poética del autor. Estos son LA BÚSQUEDA DEL DIOS (El ÍNTIMO ALIENÍGENA) (El Cristo de Dalí) y MADRIGAL PARA EL FIN DE LOS TIEMPOS (telescopio Huble).
          En resumidas cuentas: Antonio Gracia verifica su camino hacia la luz emprendido hace años en una tensión constante entre la inteligencia y las turbaciones del espíritu y deja atrás el furor autodestructivo. 
                                            Leer original:

El sueño de la pluma:
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