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domingo, 20 de diciembre de 2015

El voto

Copland: Fanfarria para el hombre común



Un voto debe ser más un premio a una trayectoria digna que un regalo para quien la única que tiene es la promesa de creársela.
Eso no significa que no haya que apoyar a quienes empiezan: aunque estos deberían dar primero confianza real al ciudadano, no solo buenas intenciones. 
Quien promete utopías es casi tan peor como el que augura hecatombes. La consecución de una realidad no está en la euforia ni en el fatalismo, sino en el esfuerzo cotidiano y solidario.
¡Es tan fácil engañar a quien necesita creer!