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martes, 8 de marzo de 2016

Lecturas imprescindibles (17): Dorian Gray

Lewin: R. D. G.



¿Quién no ha salido de su infancia sintiendo que la felicidad es un instante pleno de infinitud y, de repente, la adolescencia le ha enseñado con látigos y furias que cumplir años es caminar hacia la muerte? ¿Y quién no ha soñado con que se detuviera su juventud y fuese interminable?
     He ahí el sortilegio que se apodera de Dorian Gray en la novela de Oscar Wilde: el exorcismo que un retrato realiza sobre un joven, quien continúa siéndolo mientras es el retrato el que sufre las inclemencias de la edad.
     Decía Poe que nada hay más trágico que la muerte de una hermosa mujer joven; seguramente porque esa muerte en plena vida rubrica la esencia del ser humano: su destino fatal, su temporalidad, el cercén de los sueños, la caducidad y destrucción de la belleza. Todo aquello que rubrica el soneto de Góngora: "Ayer naciste y morirás mañana. / Para tan breve ser ¿quién te dio vida". Y eso es lo que Wilde trata en su novela: un canto a la belleza de la juventud deteniendo la temporalidad y el envejecimiento, que se convierten finalmente en mortaja de los anhelos condenados por la naturaleza.
     Las disquisiciones sobre la belleza, la inocencia, el arte, el ingenio expresivo, los submundos sociales, la irrefutabilidad del destino, la impotencia de la voluntad, el crimen... son temas que atrapan al lector.