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miércoles, 22 de junio de 2016

Dos elegías


Sobre la muerte hay muchos tratados. Pocos nos la hacen sentir y comprender mejor que las Coplas de Manrique y la Elegía de Hernández. La primera es un prototipo de pensamiento metafísico y lírico a la vez que una funebridad serena, rayana en el senequismo; la segunda también es prototípica, pero del apasionamiento y la violencia interior ante el sinsentido de vivir. Manrique nos habla del dolor aceptado porque de sabios es aceptar lo inevitable; Hernández, con la pasión del Canto a Teresa de Espronceda, nos grita y se desespera ante un dolor cercano a la histeria. He aquí las dos (y una tercera: la machotería lorquiana del Llanto, más retóricamente literaria que humana):
Jarcha: Hernández
Dicenta: Manrique

García Lorca: Llanto