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sábado, 23 de julio de 2016

Sonetusque macarrónicus

Glazunov: Otoño


Poetusque, recién salido del monasterio, más tímido que versólatra, y ardiendo por la dama hiperculta que cruzóse en su camino, le envió estas versolatrías, tan poco ambiguas como requeritorias:

Requerimiento a Lucrecia
Soneto fecho al itálico modo


Señora, yo amo en vos la inteligencia
y vuestra forma de entender la vida,
siempre al fértil estudio sometida
como un casto placer de la conciencia.

No os ofenda, Señora, mi querencia,
porque mi amor vuestra beldad no olvida:
que se siente mi carne estremecida
con tan solo gozar vuestra presencia.

Tan cautivado está mi entendimiento
por vuestro cuerpo y alma que, aturdido,
ya no distingo cuál más me reclama.

Mas, como el alma es inmortal, consiento
tratar primero al cuerpo; y, así, os pido
que me dejéis entrar en vuestra cama.