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martes, 13 de septiembre de 2016

Los inlectores autores

Offenbach: Barcarola
Doñísima Doña Dori
Los escritores "profesionales" suelen ser falsos amantes de las palabras: las venden, no las crean ni creen en sus significados primigenios, sino en su estruendo pomposo. Quien escribe con autenticidad debe hacerlo en primer lugar porque necesite comprenderse y, en todo caso, hacer comprender. Lo demás son negocios; tan dignos como otros, pero negocios de compraventa: presuntos bestsellers; o sea: malversaciones coyunturales de la escritura, que no nació para buscar el éxito, sino para crear un corpus memorístico que diese fe de cuanto sucede e inmortalizar lo que siempre perdura y necesita el ser humano como alimento para entender el mundo y la existencia. 
     La escritura debe ser obra del homo sapiens y para el homo sapiens, aunque resulte más llevadera si la aliña el homo ludens. Si este se la adueña y suplanta a aquel ya no es más que un poco del "pan y circo" del que hablaba Juvenal, con el que el poder entontece al pueblo. 
     Es tan fácil escribir (porque el ocio es lo que impera) y tan simple publicar (porque el mundo es un mercado) que ya se escribe antes de saber leer. Y no se sabe escribir porque se lee lo que publican los inlectores que desconocen los libros escritos por los que fueron buenos lectores, algunos de ellos convertidos en grandes autores. 
     Si los editores entendiesen la edición de un libro como un acto cultural y no como un negocio habría menos basura en las librerías.
     Cuanto más se desconoce más se cree conocer, y cuanto más se conoce más se sabe uno desconocedor de la inmensidad de lo cognoscible.
     (Díselo a mi querida Primate cuando la veas).