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jueves, 22 de septiembre de 2016

Los polvos de la Madre Celestina

Schumann: C. violoncelo

Sin más ni más, Tres comenzó diciendo:

Con los poderes que me otorgaron los polvos de la Madre Celestina (pues muy lujuriosa era) me sumergí en el tiempo y conduje a Freud hasta la adolescencia de Van Gogh, Schumann y Cantero, a fin de que el sabio doctor previniese o curase sus suicidas depresiones -su melancolía adictiva- y pudieran, por lo tanto, seguir pintando, componiendo, escribiendo.
     Después volví al día actual y fui a los museos, salas de conciertos, bibliotecas: quería contemplar, leer y disfrutar la evolución artística de aquellos tres visionarios. 
     Hete aquí lo que encontré: Esos tres nombres no habían aportado nada a la historia de la música, la escritura, la pintura. Jamás habían pintarrajeado, escribido, componido... Sin duda, libres de sufrimiento, que es el mayor fecundador del arte, habían vivicionado unas vívidas vidas felicísimas... Así que el mundo no podía gozar de la "Noche estrellada", el "Concierto para piano en la menor" ni "Equis" ...
    Ante tamaña enajenación, robo y expolio deduje la verité de que "aquellos polvos trajeron estos lodos". También que "no te bañarás dos veces en el mismo río", afirmaciones atribuidas a Pitágoras por Heráclito (cuando todo el mundo sabe que son sa-bio-ndeces pactadas por los folcloristas Rajoy, Sánchez, Iglesias y Albert; o sea: Dartañán y los tres Estrategas).