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miércoles, 23 de noviembre de 2016

El abrazo prohibido


Schumann: Kyrie

¡Tantos años llevaba buscando un gran amor y desenamorándose en cuanto aparecía para convertirse en amorío!

¡Habitar una isla solitaria y encontrar allí otra soledad poblada de sí misma a la que amar como tal vez se amaron solamente los habitantes del Edén! 

Pero Adán y Eva quedaban muy lejanos y ahora se puede estar aislado entre la multitud, ese ruin universo que reúne y arruina toda isla viviente.

Así que Él -Ella-, cansada ya su búsqueda, se emocionó cuando encontró a Ella -Él-: y se amaron, cantaron y escribieron palabras y alborozos de los que solo resplandecen en los labios, el abrazo y los ojos de quienes se enhechizan al hallarse y comparten la magia de la fascinación.

¡Qué sueños y delirios prolongaban sus días! ¡Qué dicha la que había de venir!

Pero la realidad maltrata la existencia y el sueño se convierte en pesadilla. 

Así que Ella y Él dejaron de repente de encontrarse, de sentirse, de amarse. 

- ¿Por qué esta oscuridad y este silencio en donde había luz y algarabía íntima? ¿Quién ha impuesto la ausencia en nuestras vidas?

No encontraban respuesta. Pero el poema sí:

Todo lo arrasa el tiempo con su furia
y lo que fue nunca existió.
Los sueños se convierten en anhelos
y la esperanza en ansiedad doliente.
La conciencia se llena de penumbras
que devanan la luz
entre las simas de la soledad.
Sortilegios y hechizos se derriban.
Se desvanece el éxtasis del ansia.
Y de los paraísos que forjamos
solo queda, en la noche,
la lucidez esquiva del dolor.