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viernes, 2 de diciembre de 2016

La canonización del poetastro



Oda a un falso poeta


Estupra los conceptos, ludibria la belleza,

regurgita palabros y rebuzna cadáveres:
necrofágiate en versos de prosa cotidiana.

Jamás te sinestesies, pronúnciate liróforo.

Ignora que realmente eres un ignorante.
Aprende la liturgia del aplauso sin méritos.

Arrímate a los ciegos, que son los que demuestran

su solidaridad con lo mediocre y frívolo,
virtudes esenciales de la gran multitud.

Sé digno de su herrumbre y agrúpate con ellos:

te seleccionarán para una antología
si has sabido esquivar la dignidad.

Si no, no existirás hasta que te hayas muerto

y los hijos de quienes preterieron tu nombre
prefieran preterir al que no se les rinda.


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