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domingo, 26 de noviembre de 2017

Cómo acabar con el Arte

Mussorgki: Cuadros de una exposición



Pocos complejos existen hoy como los derivados de la egolatría, puesto que vivimos en un mundo en el que la noble solidaridad es cosa del pasado, aquel tiempo en el que las guerras requerían  aliados, contrincantes y cómplices impunes (hoy basta con disfrazarse de político, o turistear por Bruselas, para investirse de impunidad). Al aparecer este mundo feliz -porque vive en la inopia y ha atrofiado el músculo del pensamiento-, una inmensa mayoría nace y se hace sin comprender cuánto esfuerzo les costó nacer y hacerse a sus padres, abuelos y ancestros. Así que no pocos se dedican al deporte de no hacer nada, otros a independizarse sediciosamente de la solidaridad, y otros a hacer algo que perjudica a quienes se han preocupado por hacer algo que mejore el mundo.
     Por ejemplo: los artistoides que -sin conocer los fundamentos del Arte- cuelgan por doquiera sus cambalaches, yerguen sus inesculturas, malescriben sus libruelos, rascacielan, en fin, los espacios artisticenses.
     Hace poco me vinieron una "artista" y un "vate", avalados por cultos ayuntamientos y diputaciones, a mostrarme sus maravillosas estupendeces, que ellos encumbraban como celestes estrellas del firmamento de una gloria que iban a alcanzar. Yo  intenté hacerles comprender que es de sádicos torturar el arte, y que no es fácil crear obras maestras cuando no se ha conseguido ser ni aprendiz de la palabra o la plástica. Que colgar telarañas sinuosoides en el techo, pintarrajear paredes con anacolutos o trenzar versímetros sobre las coyunturas epidérmicas, como si fueran recogedores de las malandrinerías tejidas por la bizca inteligencia, es menos realidad memorable que leprosa consecuencia de la euforia y la inepcia. 
     Les dije:
- Yo no juzgo ni sanciono, solo opino. Me parece bien que os divirtáis con estos artefactos juguetísticos, pero el Arte le pertenece al homo y la mulier sapiens, no a los malamente habilis o ludens
     Dijo el "vate" (que, a la sazón, se llama  Báter):
- ¿Pero no es inteligentemente inverosímil conseguir que esta inacabable ristra de tonterías consiga no decir nada?
     Dijo la "artista" (que firma como Golgotaria la Exsimia):
- ¿No es golgotosamente admirable esta relación de chorisos colgantes que picantonamente, y aprovechando la gravitación universal newtoniana, son paralelamente perpendiculares al ostracismo cetazoidal?
     Yo, admirado ante su admiración, no sapiaba qué decirles para no herir sus egos hiperegolatristas y cegativamente homéridos. Finalmente razoné que todo es mejorable y me calléme. Pero, volviendo a la carga, sin abuela oceánica que los aplaudiese ferozmente, y plenos de humildad beatífica, me dijéronme ambamente ambos que "¡a ver, cómo podían mejorarse esas sus obras!". Y aquesta fue mi inocua respuesta:
- Vuestra modestia os impide mostrar que ya sabéis la contestación. Es muy sencilla: Para mejorar vuestra obra basta con que tú no pintes más y tú dejes de escribir. 


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