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viernes, 21 de diciembre de 2012

Hombre anhelante


Holts: El planeta místico


A veces, en la noche, cuando el alma se eleva
y se abrasa en la luz del enardecimiento,
a través de mis párpados veo un lago tranquilo
rodeado de bosques y flores encendidas,
y un arroyo suave deja sus mansas aguas
en la quietud que guarda las estrellas
como piedras preciosas en su fondo secreto.

Allí los ojos alzan su visión rutilante
sobre los manantiales de la clarividencia,
el pájaro y la ardilla saludan la mañana,
la paloma y el tigre beben juntos el zumo
del rocío y la lluvia, la hierba de los prados
es un lecho fulgente, el olivo despierta
junto al ciprés, el hombre
sueña con otros hombres.

Todo lo que es belleza y claridad
tiene allí su semilla, y el universo toma
su armoniosa cadencia de aquel espacio hermoso
donde madura el fruto y la paz crece erguida
como una sed saciada.