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miércoles, 14 de febrero de 2018

Defiéndame el amor contra la vida



El corazón rusiente de la lírica

Sé que es verdad que todo, al fin, se acaba

y ni siquiera ha de quedar el verbo
que trata de salvar cuanto ha existido.
Esta mañana azul, con sus paisajes
penetrando en mis ojos, morirá
tragada por la noche, igual de hermosa
que el día que, igualmente, ha de matarla.
En su pugna infinita, sombra y luz
construyen y destruyen la belleza.
Pues tal vez la hermosura de la vida
nace cuando sentimos que la muerte
le concede el fulgor que antes no vimos.
Así este manantial por el que fluyen
las aguas cristalinas va alejándose
de roca en roca hasta llegar al llano,
sin dejar en mi verso su esplendor
ni la nobleza de su mansedumbre;
y así todo transita hacia su fin
y me encamina al mío, aunque yo quiera
quedarme entre los árboles, las fuentes,
la dicha de tu abrazo
y una leve palabra redentora.


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