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sábado, 30 de mayo de 2015

... Pues solo existe cuanto queda escrito.



El sueño de la pluma


Foto: Lledó

Estás ante un público que ha asistido para escucharte. ¿Les darás simplemente unas palabras que pueden leer en el libro causante de esa cita? ¿No merecen que hagas el esfuerzo de hilvanar una reflexión pertinente y atractiva y entrometas en ella 4 ó 5 poemas que apoyen cuanto dices, que sean medio y no fin de esa reunión?
¿Esperas simplemente el aplauso gratuito, convencional, de cortesía?
No esperes que te den, no persigas enriquecer tu vanidad con su presencia; no los convoques una y otra vez para alcanzar fama sin merecimientos. Busca el prestigio más que los aplausos. Dales parte de ti; procura que sean ellos quienes reciban. Hazte digno de ellos.