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jueves, 31 de enero de 2013

Himno desde la sombra

Para salvar su vida, Furtwaengler "celebra" el cumpleaños de Hitler (1942)

Improvisación (un testamento)

Jamás se ven tan claras las cosas de la vida
como cuando la muerte se decide a matarnos.
Entonces todo es luz, y cuanto no vivimos
se convierte en nostalgia para nuestra conciencia.  
Canto al hombre que vive mordido por la muerte,
a aquel que no se rinde a su propia agonía.
Canto al hombre que sufre, porque nadie merece
que el dolor de nacer torture su existencia.
Canto a aquel que acertó, y al que se equivocó,
y a todos los que hicieron de su vida una lucha.
Canto el fragor del mundo que atruena el corazón,
y el corazón que lanza su alegría al de todos.
Canto a quien pierde a un hijo, y con él su futuro.
Canto al que ve caer sus ansias y utopías,
y al que ve cómo mueren sus sueños cotidianos.
Pero canto con voz más alta y esforzada
al hombre que desoye los gritos de la muerte
y, sin odio ni furia, se rebela y construye
palacios sobre ruinas, himnos sobre elegías:
canto al hombre que eleva su brazo y vuelve a alzar
la antorcha de la vida allí donde hay cenizas
que le ocultan el sol, y planta un nuevo día
cada vez que el ocaso quiere imponer su noche.