Visitas

Seguidores

sábado, 12 de septiembre de 2015

Disparates indalecios



Y el Chéspir, que era zurdo de la oreja derecha, le dícele al Cervantes, cojo de la mano izquierda:
- ... Y tienes que terminarlo ya.
- ¿Pero... yamente, ahoramente?
- ¡Ahoramismomente ya!
     En esto que llega el Garcilaso de la Verga Baja y le dícele al Quevedo, rubio por parte de Santa Teresa:
- Que mabandonao la Elisa, vida mía, por eso de la verga baja...
- No te preocupés, zarandajo, que eso, y más, te lo curá una golgotona!
- Hes ke tengo el síndrome de Sthendal.
- Pos vete a Esquimalandia. Allí hay esquimales.
- Yo prefiero esquimalas.
- Pos yo una esquibuena.
     Finalmente, el narrador, no sabiendo ké hotras tonterías dezir, hizo oposiciones a político: y fue el más votado del siglo.